Fitterhood Foundation vive una noche mágica y celebra su primera Gala Anual ✨
El pasado 10 de octubre dimos apertura a un proyecto hecho desde el corazón, gracias a todos por vuestros donativos y por compartir con nosotros estos momentos tan especiales.
La suma de pequeños esfuerzos es capaz de conseguir grandes logros, porque en Fitterhood todos sumamos.
Por José Luis Bermell
Posiblemente sea uno de los temas que más obsesiona a las personas preocupadas por su estado de forma. Pero, ¿y si te digo que las calorías no existen?
Las calorías (Kcal), al igual que los kilómetros o los kilogramos, son unidades de medida inventados por el ser humano para poder darle sentido a la física.
Tal y como está definida por la comunidad científica internacional, una caloría es la energía necesaria para aumentar un grado de temperatura en un gramo de agua.
La técnica, originada a finales del siglo XIX, fue creación del científico Wilbur Atwater, que consideró que la forma más fácil de determinar el contenido calórico de los alimentos era situar los mismos sobre un mechero bunsen
y medir el calor que desprendían a la hora de ser calcinados.
Pero toda esta teoría de poco nos sirve a la hora de ponernos en forma.
Si miramos a nuestro alrededor, somos la única especie animal que padece obesidad, es más, hemos conseguido que nuestras mascotas también sean obesas.
Si miramos atrás, nuestros ancestros nunca padecieron obesidad y nunca supieron qué es una caloría y mucho menos tuvieron qué contarlas. No necesitaban que nadie les dijera qué tenían que comer ni cuantas veces al día.
Somos la única especie obesa (y nuestras mascotas) y que no sabe qué comer.
¿Por qué no deberíamos contar calorías entonces?
"La microbiota de cada persona está compuesta por un número y tipo de microorganismos distintos."
La explicación más sencilla y extendida sobre la pérdida de grasa es la teoría de intercambio energético: calorías de entrada menos calorías de salida; resumiendo, gastar más energía de la que consumes y así crear un déficit calórico y con ello la pérdida de grasa.
El problema es que esta teoría no contempla el ambiente: ciclo hambre-saciedad, ritmos circadianos, microbiota, etc. y resulta que és tanto o más importante que las calorías. Si además a esto le sumamos que no es sólo la cantidad de comida sino la calidad de la comida, hace que la teoría del intercambio energético pierda cada vez más fuerza en la práctica.
Centrándonos en los alimentos surgen varios problemas:
1º ¿Tienen los mismos valores nutricionales dos patatas del mismo tamaño y aparentemente iguales? No, el margen de error puede incluso multiplicar varias veces el aporte calórico. La tierra en la que se cultiva, el agua con la que se riega, el abono, la variedad, la forma y tiempo de cocinado, etc. pueden ser responsables de esto.
2º La microbiota de cada persona está compuesta por un número y tipo de microorganismos distintos. Esto puede hacer que haya una variación de aproximadamente un 10% en la digestión y absorción de los alimentos y por ende de sus calorías.
3º El destino de las calorías absorbidas (músculo o grasa) depende del entorno hormonal, entrenamiento y en resumen, el ambiente en el que se encuentren.
Parece que una y otra vez volvemos al contexto y a la importancia de la calidad frente a la cantidad.
En el próximo artículo ahondaremos en este concepto y le daremos la vuelta a la tortilla comentando en qué contexto sí que sería interesante contar calorías.
¡A moverse!
En nuestro esfuerzo por encontrar el escenario óptimo, que nos garantice brindar la mejor experiencia tenemos el gusto de anunciar el escenario de los Fitterhood Games 2024:
LA CARBONERA – PALMIRA
Ubicada a 20 minutos de Cali, un nuevo y gran centro recreacional y deportivo que tendremos solo para nosotros.
Piscina semi olímpica, pista de atletismo, canchas de futbol sintéticas, coliseos cubiertos, zonas de recuperación y descanso, zona comercial, auditorio, espacios de esparcimiento para las familias acompañantes.
Ofreceremos buses de traslado para nuestros atletas inscritos a la final y garantizaremos el acceso y la facilidad de traslado para todos.
Bienvenido al mejor FITTERHOOD GAMES que has experimentado hasta ahora.
Super felices de contar con nuestro primer Grupo FITTERHOOD ADAPTIVE. Personas increíbles mostrándonos que nada es imposible.💪💪
En Fitterhood Foundation seguimos avanzando para hacer del deporte inclusivo una de nuestras señas de identidad.
Porque en FITTERHOOD FOUNDATION todos sumamos
En Fitterhood todos sumamos, los que queremos más de nosotros mismos y de los demás.
Gracias Héctor Arango por contarnos tu experiencia. En Fitterhood sumamos todos, con toda, porque estas tu. Eres de los nuestros. ✨
FitterHood Games 2024. Participa en la Categoría MÁSTER +35 Individual H/M
En Fitterhood todos sumamos, los que queremos más de nosotros mismos y de los demás.
Diego Calderón rompió el récord mundial en el WOD 2 de las Semifinales de los Crossfitgames marcando un impresionante registro de: 340 libras durante el complex de levantamiento olímpico 🏋️♂️💥 .
Celebramos el gran logro de este excelente atleta en COPA SUR💫
En Fitterhood sumamos todos, con toda, porque estás tú. Eres de los nuestros! ✨
Por José Luis Bermell
Durante años, gracias a estudios llevados a cabo en la década de los años 50, tuvimos demonizadas a las grasas. El mundo moderno sufría una oleada de enfermedades cardiovasculares y obesidad, y había que encontrar un culpable y una solución.
Encontraron al culpable, el problema fue que a este culpable lo encontró alguien más interesado en el negocio que en la salud. La industria alimentaria junto a la farmacéutica, se encargaron de nombrar a las grasas enemigo público número uno. ¿La solución? Productos desnatados, bajos en grasa, medicamentos para reducir el colesterol y veto a todo tipo de grasa dietética sin importar su procedencia.
Más tarde fue el turno de los carbohidratos, acusados de otras tantas enfermedades, y de nuevo de la creciente epidemia de obesidad que sufría el mundo. ¿La solución? Productos light, zero, sin azúcar y un sinfín de medicamentos para limitar la absorción de este macronutriente, controlar los niveles de glucosa en sangre , etc.
"En cuanto a rendimiento deportivo, los estudios inclinan la balanza a favor de las dietas altas en carbohidratos en la mayoria de casos"
Afortunadamente hoy sabemos que ni las grasas ni los hidratos de carbono son malos ni culpables de nada. Es más, sabemos que son indispensables para una correcta nutrición y salud general, y que ningún macro o micronutriente o alimento por sí solo es responsable de nada de esto.
Toda enfermedad es un complejo entramado multifactorial y multicausal.
Entonces ¿qué hay de las dietas que se basan en el control de estos macronutrientes? ¿qué hay de las dietas low carb, low fat, keto y sus variantes y cuáles son mejores? La verdad es que no hay una respuesta definitiva. En general, no hay una mejor ni peor que la otra. En particular, dependiendo del contexto y los objetivos de cada persona, pueden ser más o menos interesantes.
Si nos centramos en un contexto de pérdida de grasa, lamento deciros que según numerosos estudios, tampoco hay una mejor que la otra definitivamente, ya que en igualdad de proteína y de calorías totales, los resultados son similares.
"Suficiente proteína y entrenamiento de fuerza completan los pilares para una sólida y segura pérdida de grasa"
Para perder grasa debes estar en déficit calórico, sea cual sea la dieta.
Hay que tener en cuenta que hablamos de pérdida de grasa y no de peso total. Si el objetivo es la pérdida de peso sin importar nada más, la respuesta podría variar, siendo en general más efectivas las dietas bajas en carbohidratos. Esto es debido a que en este tipo de dietas (sobre todo al principio) se pierde mucha agua y glucógeno. El glucógeno es la forma principal en la que se almacenan los hidratos de carbono en nuestro organismo, en hígado y músculos.
En cuanto a esto, se ha demostrado que en igualdad de calorías y de proteína, las dietas altas en grasas suelen ser más saciantes y por lo tanto más fáciles de sobrellevar en el tiempo.
Por otra parte, en cuanto a rendimiento deportivo, los estudios inclinan la balanza a favor de las dietas altas en carbohidratos en la mayoría de los casos. El motivo principal es que para el organismo, la glucosa es el combustible preferido y más accesible. Si practicas un deporte muy demandante a nivel calórico o muy glucolítico (como el crossfit), y tu dieta exige un alto consumo de energía, es mucho más fácil y rápido incluir calorías en forma de carbohidratos.
Suficiente proteína y entrenamiento de fuerza completan los pilares para una sólida y segura pérdida de grasa.
Dicho esto, y dejándome en el tintero un sinfín de información y matices, cabe resaltar que no podemos tratar a los macros de forma aislada sin tener en cuenta de dónde proceden. No es lo mismo consumir 100 gramos de grasas saturadas y carbohidratos refinados procedentes de bollería industrial, que naturales procedentes de carne, pescado o frutas y verduras de calidad (por poner un ejemplo).
No todos los carbohidratos y grasas son iguales. Como en todo, la calidad importa. Y en este caso, lo importante es de dónde proceden. A igualdad de déficit calórico, las dietas basadas en comida real producen más pérdida de grasa y mejores resultados en la salud en general.
Según la opinión de muchos profesionales y expertos, la mejor dieta es la que se puede adaptar a tu día a día y puedes mantener en el tiempo. A esto lo llamamos adherencia.
La falta de adherencia a las dietas es el mayor culpable del fracaso de estas. Estar en un déficit calórico permanente, contar calorías constantemente, pasar hambre, consumir alimentos que no son de tu agrado, tener que cargar con tuppers todo el día, dedicarle demasiado tiempo a la preparación de tus comidas, entre otras cosas, harán que pronto te des por vencido y deseches el plan.
Busca con ayuda de tu profesional de confianza la forma de organizarte y alimentarte que mejor se adapte a tí y a tu día a día.
Come comida real, consume suficiente proteína y entrena fuerza.
Por José Luis Bermell
Al igual que la primera regla de la termodinámica (la energía no se crea ni se destruye, sino que se transforma), la ciencia es un ente en constante evolución. Nadie la inventa, sino que está esperando a que alguien la descubra, la pruebe, experimente con ella, la desmienta, la redescubra y la comparta con el mundo.
Las ciencias del deporte y la alimentación no son una excepción.
Debemos interiorizar la idea de que las dietas no son una religión a la que aferrarse sino herramientas a nuestra disposición para cuando las necesitemos. Las elegimos nosotros según nuestras necesidades. La mejor dieta es la que necesitas ahora o la que no necesitas. Igualmente, no todas las dietas sirven para todos. Por el mismo motivo que no te automedicas y no recomiendas medicamentos a otras personas (o no deberías), no deberías compartir tu dieta con otras personas. No hay nada más personal que una dieta.
Existen tantas dietas como personas: Atkins, Paleo, Keto, Low Carb, low fat... Todas, según el contexto, pueden ser buenas o malas. Por eso debes preguntarte, cuál es tu situación, cuáles son tus necesidades, qué tipo de ejercicio y cuanta actividad física realizas, cuáles son tus gustos, de cuánto tiempo dispones, cuánto descansas, cómo son tus relaciones personales, qué dicen tus genes, etc.
En resumen, cuál es tu contexto. Una vez tengas respuesta a todo esto y mucho más, con la ayuda de un profesional, deberías de saber elegir una dieta o tal vez ninguna. Digo ninguna porque en la mayoría de los casos, la solución no es una dieta sino una buena educación en la alimentación y una buena forma de alimentarse.
Dicho esto, y atendiendo a lo que nos interesa, ¿qué dieta es mejor para un deportista?
Desafortunadamente no hay una respuesta para esto ya que, de nuevo, lo que importa es el contexto de cada deportista.
Por ejemplo, ¿es buena una dieta cetogénica para un deportista? Sí y no. Es una excelente herramienta para mejorar la flexibilidad metabólica y una forma rápida de perder peso (que no grasa) que puede ser interesante para deportes clasificados por categorías de peso. Por contra, en principio no la recomendaría si lo que se busca es una mejora de rendimiento a corto-medio plazo o un aumento de la masa muscular.
Esto mismo pasa con cualquier dieta que sometamos a juicio. Todas tienen sus pros y sus contras.
De igual forma nos aferramos a un deporte o a un estilo de vida, de modo que cuando por circunstancias nos vemos obligados a dejarlo, entramos en un bucle de frustración que nos lleva al abandono de los buenos hábitos. Caemos en la trampa del todo o nada.
Debemos centrarnos en el destino y no en el medio que nos lleva a él.
Corre, salta, nada, juega, baila. Lo importante es no parar de moverse. El mejor deporte es cualquiera y en cualquier momento.
Que tu religión sea el deporte y no un deporte, y la buena alimentación y no una dieta.
Angelica Reyes ✨Atleta Élite
Nos habla de su experiencia como competidora en nuestras dos primeras ediciones. Gracias por ser parte de nuestra historia.
Fitterhood Games, porque todos sumamos.
Por José Luis Bermell
“De la misma manera que pasamos por el fuego, para enderezar ciertos maderos torcidos, y los comprimimos por medio de cuñas, no para romperlos, sino para estirarlos; así también corregimos por medio de las penas del cuerpo y del espíritu los caracteres viciados. En las enfermedades del espíritu leves, el médico ensaya ante todo ligeras variaciones en el régimen ordinario, regula el orden de comidas, de bebidas, de ejercicios, y procura robustecer la salud cambiando solamente la manera de vivir; en seguida observa la eficacia del régimen, y si no responde suprime o cercena algo; si tampoco produce esto resultados, prohíbe toda comida y alivia al cuerpo con la dieta; si todos estos cuidados son inútiles, hiere la vena y pone mano en los miembros que podrían corromper las partes inmediatas y propagar el contagio: ningún tratamiento parece duro si el resultado es saludable.”
Séneca, DE LA IRA.
Así de dramática empieza esta sección, amigos. Arremetiendo contra la civilización.
En este extracto del libro de Séneca, escrito entre el año 4 a.C y 65 d.C, queda claro el orden en el que los antiguos expertos en medicina trataban las enfermedades y dolencias de las personas. Comida, bebida y ejercicio era lo primero que se ponía en cuarentena, dejando para más tarde cualquier otra intervención.
¿Qué ha cambiado desde entonces? Evidentemente muchas cosas. En cuanto a la salud, si se me permite la forma simplista de explicarlo, hemos conseguido sobre todo vivir más tiempo. Pero, ¿es ese el objetivo final? Vivimos más, pero ¿a qué precio?
La respuesta es que a un precio muy alto. Vivimos más de la mitad de nuestra vida enfermos. Sí, enfermos. Física, mentalmente o ambas. Pero lo peor de todo es que padecemos enfermedades que hace apenas unas décadas eran residuales estadísticamente hablando, o que ni siquiera existían. Es más, en ciertas civilizaciones siguen sin existir.
De hecho, las llaman enfermedades del primer mundo o de la era moderna.
Puede que estéis pensando que no es vuestro caso, que no estáis enfermos y que vuestro entorno tampoco lo está. Pero, fijaos un poco. La diabetes, la hipertensión, las enfermedades coronarias, la obesidad, la ansiedad, la depresión… Seguro que ya os va sonando más.
¿Qué tienen en común todas estas enfermedades o trastornos?
Sí, habéis acertado. Una mala alimentación y unos malos hábitos de vida. Os lo había chivado Séneca al principio.
¿Qué es lo primero que te dice el médico cuando acudes a la consulta porque tienes alguno de estos problemas?
Que debes cambiar tu alimentación y tus hábitos de vida. No, error. Te lo he chivado yo con el título del artículo. Nos hace pruebas, nos diagnostica, nos pone un tratamiento farmacológico y con un poco de suerte, nos saca la famosa dieta del cajón (no se llama así, sino que literalmente la saca de un cajón), dieta que no entendemos, no nos gusta, no vamos a seguir y por tanto, no nos sirve. Volveremos a ver al doctor o doctora en un tiempo, volverá a hacernos pruebas, con suerte los análisis arrojarán unos resultados “normales” y con esto, daríamos por finalizada la historia.
Pero, ¿entonces por qué no me ha quitado el tratamiento con fármacos? Y peor aún, ¿por qué no me encuentro mejor?
La respuesta a la primera pregunta es… ¡sorpresa! No estás curado. El tratamiento farmacológico para la diabetes leve o pre diabetes (por poner un ejemplo) es de por vida, y no solo eso, tendrás que ir sumando otros medicamentos conforme la enfermedad avance.
La respuesta a la segunda pregunta es… ¡sorpresa! No estás curado.
Tengo que aclarar que estoy generalizando mucho respecto a los médicos. Por suerte no todos hacen esto y cada vez menos. Y aunque todavía haya que rebuscar bien para encontrarlos, tenemos médicos cada vez más preparados y concienciados que entienden que la salud se debe abordar desde una perspectiva integral. Y mejor todavía, tenemos profesionales especialistas en nutrición y en ejercicio, aunque aún no gocen de la credibilidad y el reconocimiento que se merecen.
Dicho esto, la respuesta a vuestra siguiente pregunta es sí. Todo esto se puede tratar con una buena alimentación y buenos hábitos. Y aun en el peor de los casos siempre hay mejoría.
Pero ¿no preferiríais no tener que llegar a tratarlo? ¿es necesario llegar a estar enfermo? La mayor efectividad de unos buenos hábitos se ha demostrado en el campo de la prevención.
El sedentarismo es uno de los mayores culpables de todos estos problemas. Ser más civilizados nos ha dado muchas alegrías, pero también nos ha hecho más débiles y enfermos. Vamos a luchar contra esta parte de la civilización. Vamos a comer de verdad y a movernos. Vamos a vivir más y mejor.
Isa Orozco ✨Atleta Élite
En esta nueva entrega de FitterHood Talks, Isa Orozco nos habla de sus experiencias y retos como atleta Élite.
Gracias Isa por ser parte de nuestra historia.
Porque todos SUMAMOS!
Fitterhood Foundation ha estado presente este año en una nueva edición de TIKI FEST.
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